En una dieta sana, es importante consumir alimentos que no contengan azúcares añadidos, pues incrementan excesivamente el nivel de insulina en sangre.
La insulina es una hormona secretada por el páncreas que convierte los azúcares de la sangre en grasa. Su antagonista es el glucagón, estimulado por el consumo de proteínas, moviliza la grasa de la reserva conviertiéndola en enenergía disponible.
La insulina y el glucagón deben estar equilibrados para elmantenimiento de una buena salud, el desequilibrio de una o la otra provoca enfermedad.
Hay quien tiene la tentación de aplicar la regla "aliméntarse sólo de proteínas para secretar mucho glucagón y adelgazar mucho", esta postura es incorrecta, pues provoca una cetosis en la sangreque intoxica muy gravemente el organismo.
Volviendo a la insulina, para mantenerla en adecuado nivel se deben evitar alimentos que contengan azúcares añadidos, lo cual es francamente complicado hoy en día, pues las compañías utilizan el sabor dulce como gancho de compra para el consumidor.
Pan de molde, fiambre, jamón serrano, brotes de soja, maíz de lata, son sólo algunos de los productos que suelen portar azúcares añadidos en su composición, pues el consumidor, al notar el sabor dulce en el alimento, inconscientemente vuelve a comprar la misma marca, sumiéndolo en cierto estado infantil de no soportar un alimento que no sepa a dulce, maleducando el paladar, provocando sobrepeso, y perjudicando al organismo de numerosas formas, pues lo negativo del exceso de azúcar no es sólo el aumento de peso, también provoca una acelerada oxidación que envejece el organismo de forma prematura.
Para recuperar la salud hay que plantearse recuperar el buen instinto que nos hace buscar el sabor auténtico de los alimentos, con sus propiedades auténticas.
La mayoría de marcas practican la política de añadir azúares, obligando al consumidor a transitar por numerosas tiendas para encontrar productos libres de azúcares añadidos, con el perjuicio que ello supone para su tiempo y su calidad de vida.
Estos azúcares añadidos suelen ser: fructosa, lactosa, dextrosa, fécula de patata.
La fructosa, pese a ser considerado un azúcar "natural", no deja de ser un azúcar añadido, que al obtenerse enla dieta de otros alimentos como la fruta, se convierte en un exceso en la cantidad ingerida diaria, si ya se ha obtenido fructosa al tomar una fruta, no se tiene por qué recibir una ración extra excesiva metida en otro alimento que no debiera contenerla.
Numerosas marcas de pan de molde "light" incluyen azúcar añadido en su composición, saboteando el propósito de perder kilos. Igual sucede con marcas de fiambre de pavo cocido light 0% grasa, incluyen azúcar añadido en la composición, a pesar de anunciarse como "producto dietético". Por otra parte, la grasa no es mala, es necesaria, para la salud y para adelgazar, pues gracias a la grasa producimos hormonas que metabolizan la grasa de la reserva, suprimir la grasa es un tremendo error en una dieta de adelgazamiento.
La profusión de azúcares añadidos en alimementos básicos de consumo diario es tan extensa, es tal la pérdida de tiempo buscando productos sin azúcar añadido por los distintos supermercados, que los consumidores deberían escribir o llamar al servicio de sugerencias de su supermercado haboituial pidiendo que abastezcan con productos que no estén diseñados para hacer a la gente gorda, e igualmente, escribir a las empresas productoras de los alimentos, comunicando que, como consumidor, se tiene preferencia por productos sanos sin azúcar que por productos con azúcar añadido que arruinan cualquier propósito de llevar una alimentación sana.
Los niños, son las principales víctimas de estos azúcares añadidos por todo alimento, pues los arrojan al sobrepeso y la obesidad teniendo muy pocas opciones de escapatoria, dado que a menudo los padres no conocen nada sobre azúcares añadidos y compran inocentemente el alimento disponible en el supermercado, sin saber que sus hijos están siendo víctimas de azúcares añadidos que nadie ha pedido que sean intrducidos en el alimento.
La salud de los niños debería ser suficiente para motivar a los adultos a comunicar seriamente a las empresas el deseo de que paren de cebar de azúcar sistemáticamente a la población.
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